Emilia Pardo Bazán

(1851 La Coruña, España - 1921 Madrid, España)

A cien años de su fallecimiento, Emilia Pardo Bazán y de la Rúa-Figueroa sigue demostrando que su literatura tiene un gran impacto en las generaciones actuales y seguramente también lo tendrá en las venideras. Fue una escritora talentosa que luchó para darle voz y voto a las mujeres en una época en donde se les negaba el acceso a los estudios universitarios. Este esfuerzo y dedicación, empleados a lo largo de toda su vida, determinó que poco a poco la sociedad española aceptara sus propuestas para incluir a las mujeres además en los lugares de trabajo.

     El estudio de las humanidades, el aprendizaje de idiomas, la lectura y la escritura literarias fueron su refugio. Desde muy joven escribió cuentos y novelas. Precozmente, a los 13 años de edad, escribió Aficiones peligrosas, una novela que se publicaría hasta el año 2012 gracias a la Fundación Lázaro Galdiano en colaboración con la Casa-Museo Emilia Pardo Bazán y Analecta Editorial con cuya publicación se inaugura la colección “Textos inéditos y olvidados”.

     A los 16 años de edad contrajo matrimonio con José Quiroga y Pérez Deza, un joven de 19 años, estudiante de Derecho, quien también, como ella, pertenecía a una familia noble y pudiente. Ella tuvo el título de condesa otorgado por el Rey Alfonso XIII por sus méritos literarios.

     El pensamiento feminista que tuvo la escritora se vio impulsado e influenciado con el apoyo y el aliento de José Pardo Bazán, su padre: “Mira, hija mía, los hombres somos muy egoístas, y si te dicen alguna vez que hay cosas que los hombres pueden hacer y las mujeres no, di que es mentira porque no puede haber dos morales para dos sexos”, le decía, según cita Eduardo Mesa Leiva en su artículo “La inevitable doña Emilia” publicado en el número 597 de la revista Historia y Vida.

     Su obra tuvo mucha influencia de la literatura francesa, particularmente de Émile Zola de quien en 1882 publicó por entregas, en la revista española La Época, una serie de artículos sobre él, el naturalismo y la novela experimental reunidos un año después en un volumen titulado La cuestión palpitante. Estos ensayos causaron un gran escándalo porque, aunque en ellos Pardo Bazán ensalzaba el valor literario de Zola y la escuela naturalista, se la identificó con la postura atea del escritor y la literatura francesa considerada entonces pornográfica y provocadora.  Ante tales acusaciones su marido le exigió que dejara de escribir ya que temía que además se la asociara con la mujer revolucionaria y rebelde, protagonista de su novela La tribuna, recién publicada igualmente en 1883. Pero ella se negó a abandonar la literatura, por lo que luego se dio la separación de su matrimonio.

     Impulsora del naturalismo en su patria, la obra de la escritora gallega describe una realidad española sin filtros, cruda y desagradable, la cual no fue bien recibida en España por un sector defensor de la religión y la moral. Así que el escritor español Pedro Antonio de Alarcón la llamó “la mano sucia de la literatura”, según se lee en el mismo artículo de Mesa Leiva, mencionado anteriormente.

     Fue una de las precursoras importantes del feminismo. Logró muchos de sus objetivos, como el plantear que las mujeres obtuvieran puestos en la Real Academia Española (RAE). Fue nombrada catedrática de Literatura Contemporánea de Lenguas Neolatinas en la Universidad Central (actual Universidad Complutense de Madrid), uno de los pocos nombramientos otorgados a las mujeres de su tiempo.

     El 12 de mayo de 1921 mientras escribía, se desvaneció en su mesa de trabajo debido a complicaciones de salud derivadas de una afección pulmonar y la diabetes que la aquejaba desde hacía varios años. Murió a los 69 años de edad en su casa de Madrid.