Juan José Arreola
El 21 de septiembre se conmemoró el natalicio 104 de Juan José Arreola. Compartimos dos semblanzas del escritor jalisciense redactadas por sendos conocedores de su vida y obra: Juan Nepote, escritor (primer texto incluido) y Juan Manuel Sánchez Ocampo, académico y escritor (segundo texto).
Juan José Arreola
(1918 Jalisco, México - 2001 Jalisco, México)
Aunque formalmente dejó de publicar libros hace más de 50 años, Juan José Arreola fue uno de los primeros escritores hispanoamericanos del siglo XXI, porque en su obra literaria se anticipan los mismos recursos que mejor han servido para contar las historias de nuestro presente: las narrativas breves y la literatura autorreferencial, la hibridación de géneros que resulta de combinar biografías, fábulas, ensayos y cuentos, la oralidad, los poemas en prosa o la teatralización de la vida cotidiana. Pocas personas han hecho tanto por los libros y la lectura como él, ejerciendo prácticamente todos los oficios relacionados con la palabra escrita: declamador, impresor, escritor, editor, tallerista, animador cultural, conferencista y maestro. Quizá por ello Julio Cortázar lo llamó “árbol de palabras”.
Además de esas “invenciones literarias” de su autoría, de Juan José Arreola recibimos los frutos de su compromiso con la formación de escritoras y escritores, porque él fue uno de los iniciadores de los talleres literarios en México, trabajando gratuitamente y durante largos años con muchos de quienes habrían de convertirse en las columnas de la literatura mexicana de la segunda mitad del siglo XX, y a algunos de los cuales, incluso, les publicó sus primeros libros, como: José Emilio Pacheco, Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis, Fernando del Paso o Carlos Fuentes. La herencia cultural que recibimos de Juan José Arreola incluye su papel como fundador del grupo teatral “Poesía en voz alta” o de La Casa del Lago, en el bosque de Chapultepec, proyectos en los que, con inteligencia, sensibilidad y originalidad, puso en marcha, con insólito éxito, recitales de lectura dramatizada, torneos de ajedrez y ping-pong, bibliotecas móviles y charlas públicas.
Una buena manera de tener presente a Arreola es recordando las palabras de su alumna Inés Arredondo: “Hay mucha gente que intenta copiarlo, pero yo creo que se necesita tener el talento, la imaginación y la capacidad de jugar con el lenguaje que tenía Arreola; además de su sabiduría y su gran erudición, porque él era un hombre autodidacta, tenía una erudición extensísima e importantísima”.
Juan Nepote
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Escribir en pocas páginas una reseña justa de su quehacer literario sería milagroso. En un intento de síntesis gloso la clásica descripción del autor que se auto inmola para generar una obra: quien tiene entre sus manos un libro de Arreola no sostiene un objeto de papel y tinta, sino a un hombre.
Editor, dibujante, actor, traductor, ajedrecista, conocedor profundo de la literatura, gran escritor. La diversidad de imágenes que nos llegan de él convergen en una: maestro del arte verbal. Forjó un estilo seminal de fácil distinción para sus lectores, que distan de ser legión: “mi literatura no era para las masas” (Orso, 1998: 213). Como lector, le gustaba citar lo que Borges le dijo a su hija Claudia: “Yo he leído poco, pero leí mucho lo poco que he leído”, frase que remite a la forma de leer que proponía Óscar Wilde: nunca leas un libro que no vayas a releer.
Su nacimiento en 1918, en el pueblo de Zapotlán El Grande, lo marcó, está al inicio de su narrativa: “El cuervero” y al final: La feria. La presencia de un borrego negro que se metió a su casa cuando todavía no contaba un año de edad lo obligó a dar sus primeros pasos apoyado en un palo con el que jugaba en el suelo (Arreola, 1996: 31). Ese borrego ominoso se le aparecería alegóricamente en diversas etapas de la vida, a veces como un descalabro amoroso, a veces en forma de crítico o de prologuista de sus obras. Iniciaba parvulitos cuando se dio en muchas partes de México el cierre de escuelas, lo cual contribuyó a que no concluyera la primaria, hecho que no impidió que llegara a impartir clases en diferentes universidades.
Como maestro de escritores y editor su nombre está ligado con Homero Aridjis, Federico Campbell, Alejandro Aura, Eduardo Lizalde, Vicente Leñero, José Agustín y muchos otros más. Como editor es suficiente mencionar que le publicó a Julio Cortázar la primera versión de Final de juego.
Obras:
Confabulario, donde aparece su relato más famoso, más estudiado: “El guardagujas”; también “El prodigioso miligramo”, cuya polisemia rompe cabezas de lectores unívocos; a estos cuentos les siguen los textos de anticipación “Baby H. P.” y “Anuncio”, éste que hoy dista sólo días de ser realidad por la tecnología que ya fabrica robots con casi todas las características que Arreola soñó en la mujer de plástico sexual descrita ahí; además en Confabulario, para acreditar su nombre, hayamos uno de los escritos más confesionales, el cual da fe de la precisión que logra la prosa en castellano: “El silencio de Dios”.
Bestiario. A diferencia de los bestiarios fabulosos, éste maravilla cuando describe animales reales desde ángulos inusitados y poéticos: “Al darse cuenta de que había puesto demasiado altos los frutos de un árbol predilecto, Dios no tuvo más remedio que alargar el cuello de la jirafa […] “El sapo tiene algo de latido: viéndolo bien, el sapo es todo corazón”.
En la sección de Bestiario denominada “Cantos de mal dolor”, encontramos los textos más agrios: “Como a buen romántico, la vida se me fue detrás de una perra”, Dice en su cuento “Homenaje a Otto Weininger”. En esta misma sección aparece “El rey negro”, prodigioso miligramo de página y media donde compendia dos de las pasiones del maestro: las relaciones amorosas y el ajedrez. La unión armónica de esos temas difícilmente se podrá encontrar en otro escrito.
Varia invención contiene dos de los textos más críticos: “Hizo el bien mientras vivió”, relato que transcurre en un pueblo católico de México, y La hora de todos, obra de teatro ubicada en Nueva York. La corrupción, la falsa caridad y el crimen son temas sin nacionalidad.
Palindroma. Encontraremos aquí un muestrario de diversos géneros literarios clásicos, algunos que no se cultivan ya y otros casi olvidados: la variación sintáctica, la balada, la doxografía y algunos ejemplos del que da título al libro: Adán, sé ave, Eva es nada.
A esa diversidad de géneros agregamos el ensayo breve que confecciona el, tal vez, título menos conocido: Varia invención, compilación de artículos periodísticos de la historia de lo inmediato, como le llamaba Renato Leduc, donde aparece el categórico mandamiento: “Amarás el ajedrez por sobre todas las cosas del mundo”.
La feria, su única novela, como la mayoría de lo que escribió, toca el límite del género; esta obra es una síntesis de lo que le representaron Zapotlán y sus habitantes. En las pocas páginas que lo forman cabe toda la épica de la región, desde la Colonia hasta el siglo XX.
Después de esas obras prácticamente dejó de escribir literatura, la razón la confesó muchas veces y de muy variadas maneras: “las mujeres, el ajedrez y la literatura me alejaron de toda posibilidad de escribir. Estuve solo pero bien acompañado, ese fue mi problema” (Orso, 1998: 253). Sin embargo, por motivos diversos, siguió dando a la luz textos que en el conjunto de su obra pasan por menores: Inventario, El grupo de los apóstoles, Y ahora la mujer, La palabra educación, sus tres libros autobiográficos: De memoria y olvido, dictado a Fernando del Paso, El último juglar, a su hijo Orso Arreola y Apuntes de Arreola en Zapotlán, producto de la paciencia y perseverancia del doctor Vicente Preciado Zacarías; Sara más amarás. Cartas a Sara, obra póstuma que recoge la correspondencia con su dos veces esposa, y una biografía, Ramón López Velarde: el poeta, el revolucionario, la cual, a pesar de la enorme admiración que tenía por la obra del poeta al grado de recitarla de memoria a menor invitación, le costó mucho trabajo escribirla; todas estas obras “menores” contienen grandes dosis de arte verbal.
Juan José Arreola. Una selección personal. A personal selection es una antología bilingüe con los escritos que el mismo maestro consideraba los mejores. Hasta años muy recientes, principios de 2016, no existía una traducción digna de su obra al inglés, de subsanar este gazapo se ocupó el doctor Vicente Preciado Zacarías, su gran amigo de Zapotlán, apoyo paciente en su tierra cuando fue allá a refugiarse “ferido de amores”.
Sus tres libros autobiográficos fueron recogidos de su habla, ya no de su escritura; es fácil considerarlos textos literarios, ya que el don de su palabra le permitía hacer literatura oral. Leer una selección cuidada de su obra equivaldría a un curso vivo de literatura. La carga poética de su prosa hace que aparezca en diversas antologías de poetas mexicanos, como la ejemplar Poesía en movimiento, realizada por Octavio Paz y José Emilio Pacheco, aunque en la que recientemente hizo el distraído Juan Domingo Argüelles no esté incluido.
Arreola fue un hombre que mediante la palabra manifestó el espíritu, lo que tocó su palabra se convirtió en literatura, alguna del más alto vuelo. Incluso cuando invitaba a leer un libro lo hacía de manera literaria. La diversidad de registros de su obra es grande, pero los dominantes son la creación, el amor, por el prójimo, la prójima y los descalabros que conlleva. Más de una vez dijo, en exceso de modestia, que en su lucha contra el ángel –la creación– sólo le arrancó algunas plumas, éstas son los libros que nos dejó como patrimonio mayor: Varia invención, Bestiario, Palindroma, Confabulario y La feria.
Bibliografía:
Arreola, Juan José (1996). Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola (1920-1947) contada a Fernando del Paso. México: Fondo de Cultura Económica (FCE).
(2005) Obras. Antología y prólogo de Saúl Yurkievich. México: FCE.
(2016) Una selección personal. A selection personal. Prólogo y notas de Vicente Preciado Zacarías. Colima: Puerta Abierta Editores.
Arreola, Orso (1998). El último juglar. Memorias de Juan José Arreola. México: Diana.
Juan Manuel Sánchez Ocampo
Narrativa
Gunther stapenhorst (1946)
Varia invención (1949)
Cuentos: El lai de Aristóteles; El discípulo; La canción de Perronelle; Epitafio para una tumba desconocida; Apuntes de un rencoroso (1950)
Confabulario (1955)
Punta de plata (1958)
Confabulario total: 1941-1961 (1962)
La feria (1963)
Lectura en voz alta (1968)
Antología de Juan José Arreola (1969)
Cuentos (1969)
Palíndroma (1971)
Bestiario (1972)
Mujeres, animales y fantasías mecánicas (1972)
Confabulario antológico (1973)
Mi confabulario (1979)
Confabulario personal (1980)
La luz (palíndromas) (1983)
Confabulario definitivo (1986)
Juan José Arreola (1990)
Confabulaciones (1990)
El guardagujas (1998)
Tres días y un cenicero: y otros cuentos (2000)
Breviario alfabético (2000)
Relatos mexicanos
Narrativa completa (1997)
Juan José Arreola (1998)
El secreto de los trenes (2018)
Poesía
Antiguas primicias (1996)
Perdido voy en busca de mí mismo: poemas y acuarelas (2018)
Teatro
La hora de todos: juguete cómico en un acto (1954)
Ensayo
La palabra educación (1973)
Y ahora, la mujer (1975)
Inventario (1976)
Prosodia y variaciones sintácticas (1997)
El mapa de los textos perdidos: Juan José Arreola en la Revista de Universidad Nacional de México (2019)
Estudios y crítica
Ramón López Velarde: Una lectura parcial (1988)
Ramón López Velarde: el poeta revolucionario (1997)
Obras biográficas y epistolares
Arreola en voz alta (2002)
Memoria y olvido: vida de Juan José Arreola (1920-1947) (1994)
Estas páginas mías (1985)
Sara más amarás: cartas a Sara (2011)
Antologías y libros colectivos
Poesía en movimiento: México 1915-1966 [Homero Aridijis, José Emilio Pacheco, Alí Chumacero y Octavio Paz, selección, prólogo y notas] (1966)
Tequila lo nuestro (1983)
Poesía en movimiento II [Homero Aridijis, José Emilio Pacheco, Alí Chumacero y Octavio Paz, selección, prólogo y notas] (1985)
Poesía en movimiento I [Homero Aridijis, José Emilio Pacheco, Alí Chumacero y Octavio Paz, selección, prólogo y notas] (1985)
Antología del poema en prosa en México [Luis Ignacio Heklguera, selección y notas] (1993)
Sobre ángeles: antología de poemas del siglo XX [Leopoldo Cervantes-Ortiz, selección] (2003)
El gallo y la perla: México en la poesía mexicana [Christian Peña, selección] (2011)
La cristalina superficie del silencio: muestra de los juegos Florales de Zapotlán el Grande [Ricardo Sigala, compilación] (2018)
El libro de la imaginación: antología de prodigios, fantasías, agudezas y ficciones breves [Edmundo Valadés] (1970)
Antología de la narrativa mexicana del siglo XX [Christopher Domínguez, selección e introducción] (1989)
Los amorosos: relatos eróticos mexicanos [Sergio González Rodríguez, selección y prólogo] (1993)
Acechando al unicornio: la virginidad en la literatura mexicana [Brianda Domecq, selección] (1998)
La rasgadura del velo: narradores latinoamericanos del siglo XX [Miguel Ángel Leal, selección] (2003)
El vuelo del colibrí: antología de la prosa breve mexicana [Beatriz Espejo, coordinación] (2016)
Castañón, A. (1999). El reino y su sombra: en torno a Juan José Arreola. México: Ediciones el Ermitaño (Minimalia Clásica).
Castañón, A., Palafox, N. (2007). Para leer a Juan José Arreola. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Mata, O. (2003). Juan José Arreola: maestro editor. México: Ediciones sin nombre.
Poot, S. (1992). Un giro en espiral: el proyecto literario de Juan José Arreola. Guadalajara: Universidad de Guadalajara.
Vázquez, F. (2003). Juan José Arreola, la tragedia de lo imposible. México: Instituto Nacional de Bellas Artes (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Vagaluz) / Verdehalago.
Vogt, W., Vázquez, L. (2006). La recepción de la cultura europea en el pensamiento de Juan José Arreola. Guadalajara: Universidad de Guadalajara.